Un ayer que nunca será ayer
Plaza Antonia Martínez. Recinto Rio Piedras. Universidad de Puerto Rico. San Juan. PR. ("Forty years after a farewell conversation") 2021-10-08. © Eric Alvarez |
Un ayer que nunca será ayer
porque ayer no podría ser nunca
aquél día, ni aquella tarde,
cuando apareciste súbita
como un fantasma;
Eric Alvarez © Universidad de Puerto Rico, SJ, PR 2021.10.08 |
cuando surgiste de la brisa
inesperada, morena,
y otra vez hermosa,
justo detrás de aquél edificio,
y al lado de aquella escalerilla
que nunca entendí,
cuando surgiste urgente,
moviendo tus alas,
en aquél recodo de la plaza
central de la universidad;
y la plaza tenía el nombre
de una joven mártir,
y los árboles del presente
ya eran ancestrales,
conversamos aquella tarde
aquél árbol eternamente enredado
en sus propias ramas,
majestuoso y misterioso;
cuando llegué a aquél lugar,
allí donde el espacio y el tiempo
en mi vida quisieron ser uno,
y me condujeron a encontrarte
insolentemente bella,
hablamos y hablamos
como si nos hubiésemos
extrañado toda la vida;
tú, que habías completado
el grado y yo,
sin poderte contar
mis caóticos serpenteos
de estudiante con carné
de un partido político
pude, sin embargo,
contestar un "yo también",
y ¿qué harás ahora?,
allí donde el espacio y el tiempo
en mi vida quisieron ser uno,
y me condujeron a encontrarte
insolentemente bella,
hablamos y hablamos
como si nos hubiésemos
extrañado toda la vida;
tú, que habías completado
el grado y yo,
sin poderte contar
mis caóticos serpenteos
de estudiante con carné
de un partido político
pude, sin embargo,
contestar un "yo también",
y ¿qué harás ahora?,
pienso que te pregunté,
para España, dijiste,
y yo, que iba a La Habana,
y tu mirada, tu mirada...
me miraste con una ternura
que yo desconocía
y con aquella dulzura
que aquella tarde
se te escapaba
como presagio de nostalgias;
yo te escuchaba
y al escucharte,
y al escucharme,
sabía que estaba pactando
con el destino
el no volverte a ver;
para España, dijiste,
y yo, que iba a La Habana,
y tu mirada, tu mirada...
me miraste con una ternura
que yo desconocía
y con aquella dulzura
que aquella tarde
se te escapaba
como presagio de nostalgias;
yo te escuchaba
y al escucharte,
y al escucharme,
sabía que estaba pactando
con el destino
el no volverte a ver;
no volverte a ver
después de tantos años,
después de tu piel,
después de tus ojos negros,
después de las noches
inundadas de versos
que nunca conocerías,
y no podrás conocer,
donde quiera que estés;
aquél ayer que nunca
podría ser ayer
— cuando nos acercamos
para despedirnos
sin decirnos adios
para no vernos
ni hablar nunca más—
no regresará,
no será nunca,
aquél día de ayer…
después de tantos años,
después de tu piel,
después de tus ojos negros,
después de las noches
inundadas de versos
que nunca conocerías,
y no podrás conocer,
donde quiera que estés;
aquél ayer que nunca
podría ser ayer
— cuando nos acercamos
para despedirnos
sin decirnos adios
para no vernos
ni hablar nunca más—
no regresará,
no será nunca,
aquél día de ayer…
Eric Alvarez © 2021-10-10, San Juan, PR.
Fotografías: Plaza Antonia Martínez. Recinto Rio Piedras. Universidad de Puerto Rico.
San Juan. PR. ("Forty years after a farewell conversation") 2021-10-08. © Eric Alvarez
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