Rastros rojos: variaciones para concierto de gránulos de arena y noches inciertas


Foto por Eric Alvarez y/o Yrsa Dávila © 2010
reconocer tus pasos como rastros
entre la espuma
de una ola que se derrama como un silencio
tus ojos que se tornan rojos 
como si fueran los rayos primeros de la mañana
entender los largos espacios en blanco de un diálogo
postrado como un lázaro en espera de un milagro
descifrar los planos de un universo
incomprensible que cada día se bifurcan
que cada día se hacen tan paralelos
como dos líneas de estrellas en el cielo
y tan infinitos como las arenas 
que aprendí a pisar contigo
reconocer los rastros 
de los versos y los trazos 
de las hemorragias asesinas
minerales y desesperadas
versos como hiedras asfixiantes
que se imponen como diosas inevitables
reconocer el rastro de tus pasos que se alejan
como aquella ola que se derrama
y aquella mañana que se baña en tus ojos rojos

reconocer que en el ropero han quedado
como un gesto intrascendente
como un legado insignificante
dos zapatos rojos
con sus lazos rojos
uno de ellos precariamente reatado
torpemente como la ternura
que se consume en la cera
como la débil llama de una vela
torpe como mis destrezas burdas 
torpe como toda la torpeza
que se nutre
de mis delirios como remolinos
interminables y profundos 
que me hunde en sus nubes
grises y densas
en el sopor amargo
de la conciencia que muere
de la vida que se oculta
que se quiere ocultar
sin versos ni relatos 
sin nuevas explicaciones que huelgan
sin nuevos intentos ni perdones
ni el rastro inocuo
de mis torpes lazos rojos
en un ropero
ni el de mis propios pasos 
que nunca supe entender
con la esperanza incierta
de despertar en alguna playa
como aquella donde la magia 
alimentó de pasión la imprudencia
frente a otros rastros
redimidos como pétalos
como aquellos que dejan
el amor entregado en el mar...

Eric Alvarez © 16 de julio de 2014

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