Una vieja escalera


Gustave Moreau, Hércules y la Hidra de Lerna (1876).
Acaso no es la vida —llegado el momento de indagar bajo la vieja escalera— ese flujo de segundos y minutos y horas y días y meses y años que al final se acumulan como trastos viejos, como esas cosas inútiles que fuimos guardando en las alacenas de los espacios mínimos o amplios, pocos o innumerables, que habitamos, no recordamos cuándo, ni cuánto tiempo, mucho menos las fechas precisas, aunque sí, tal vez, los rasgos generales y difusos de alguna época que marcan un segmento de historia personal; acaso no es la vida la pasión que inspiró nuestro tránsito común, mediocre, virtuoso, o digamos, simplemente humano, a pesar de encontrarnos en el camino los altares levantados a la deidad de Lerna, sus credos y sus encíclicas, sus dogmas y sus fobias, sus perversiones y sus carcundas doctrinas, masa hecha de la hiel y de la sangre y de la ignorancia, argamasa de todos los fanatismos, tanto odio, tanto, tanta maldad, tanta, que duele la razón y se inclina herida la esperanza; abrimos las puertas de las ideas y las emociones como defensas, desde la sensibilidad y desde el amor más íntimo y carnal, tal vez porque en el fondo sabemos que la amenaza a la vida siempre está latente; la noción esencial de vivir queda marcada no solo por el tiempo, la pasión o las cabezas de una deidad carca, sino por la rabia de saberse encerrado en una cueva de nácar y arena y sal, en un pasado eternizado que regresa, una y otra vez, a donde ni la luz ni el futuro pueden escapar; y nos preguntamos, al menos yo me lo pregunto, si valieron la pena, si aún valen la pena, los segundos y minutos y horas y días y meses y todos esos años que fueron acumulados ruinosos en la alacena, las victorias añoradas y aquellas que fueron logradas, así como las derrotas inevitables, pero sé que me ha sido dado obtener las respuestas que busco sólo bajo la vieja escalera, una vieja escalera inalcanzable…

Comentarios

  1. Y esas Deidades todavía nos acosan hoy día. Cada Obelisco que se levanta es un recuerdo de opresiones ocultas que limitan nuestra libertad.

    Gracias por tu tiempo que nos exhorta a reflexionar en nuestras propias escaleras.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas previas