Tríptico del delirio

Imagen por Eric Alvarez © 2014


no lo permitas
no permitas que se imponga el frío

no permitas que la resignación y la desesperanza

o la negligencia del olvido

hagan de la indiferencia cruel y el desapego más íntimo tu destino

aquel que se extiende desde el alma 

desde tu cuerpo y tus sentidos
como la onda que se expande 

tras caer la piedra sobre el agua
en el centro de los estanques


****
 
no permitas el intento de impedir que fluya la huella sangrienta

desde los sentimientos más violentos de la pasión 

que las veredas violetas dibujan en las hojas secas

tras los rastros rojos de tus labios negros

en esta lucha absurda, desigual y suicida

en donde se instala una imagen difusa y distante

mientras caminas divisando el horizonte

de aquel lugar desconocido

de los densos laberintos que se bifurcan

hacia donde te arrastran la confusión mágica y maldita 

como aquél viejo pacto que conoces

como el mar naranja que teje imposibles ondulaciones 

aunque dividas tus caminos

no olvides el roce de la tierra con tus pies sensuales y descalzos 

no te niegues los sueños y las ilusiones primarias y sencillas

no destruyas la verdad que brota del fuego que lentamente se consume 

                                                                  ****

¡no! no permitas que venza la oscuridad sobre las llamas

                                           que manifiesta en ti los rayos de la vida

¡morirá la verdad, de lo contrario, como mueren las quimeras más viscerales!

como estos órganos que destruyo con mi boca 

como muero en la lucha contra mi propia muerte

no la apagues ingratitud para saciar la sed egoísta 

de tus finas lenguas azules y amarillas

no olvides que la muerte avanza cada segundo con cada latido 

saldrán pájaros como peces de las profundidades de la tierra

moriré de muerte de cenizas entre estas letras borrosas y angustiadas 

moriré si muere de amargos delirios

muerte entre serpientes y un nido corinto de hiedras asesinas 

como náufrago desquiciado en mis heridas

no seré capaz de envenenar ternuras a pesar de mi rabia homicida 

sobreviviré en los desiertos de la soledad infinita de mi propia ausencia

sobreviviré entre densos océanos de arenales ardientes 

y en el recuerdo de tus piernas alargadas en mi boca

en la fruición reivindicativa y el rumor magnicida de los ríos 

en tus ojos malditos como un misterio de estrellas de invierno

de los eventos del tiempo inevitable saldrá la esperanza carnal 

el amor exhalará un vómito inciensante con el que vendrá a mi encuentro

intensamente mineral y púrpura de alotropías

hurgando en las vísceras a las que doy vida

alimentando caricias sin despedidas en el dulce y viscoso licor de tu vagina

construyendo besos dentados en la humedad suave de tu incendiaria saliva...


Nota: La propuesta de este poema supone 2 poemas, éstos a partir de su lectura tradicional, y luego, aquella de los versos, unos en letra regular por un lado, y otros en itálicas, y de las estrofas que se configuran con cada formato, y que cada una, por si misma, conforma una propuesta lectura.  Si se desea, se puede sencillamente continuar con, digamos, el conjunto como un todo o mediante la lectura de sólo los versos de un mismo formato (regular o itálicas) hasta el final. Todo queda a discreción del lector. No hay manual.

Eric Alvarez © 2014. Todos los derechos reservados.
20 de marzo, San Juan, Puerto Rico

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